La fachada de esta catedral es llamativa por el contraste entre el blanco de sus dos torres laterales y el rojo de la piedra tallada que enmarca el pórtico central. Estilo barroco y mixto, típico de las iglesias peruanas, está aquí en su punto más alto. El interior también es muy interesante: desde numerosos retablos de colores brillantes, así como un gran número de pinturas de la escuela en Cusco, a artistas indígenas poco conocidos. El altar está cubierto con pan de oro, y el púlpito de madera tallada es hermoso. La catedral es realmente una pequeña joya del arte religioso.